“El carpintero independiente se enfrenta a mas problemas en su día a día que un trabajador de la industria”: Héctor Núñez

Por: Fabián Macías.

Un hombre de estatura medía al que se le comienzan a formar esas entradas de la edad en su ya marcada frente, manos trabajadas que con mesura sienten el calor de la madera. Héctor Núñez, es uno de los muchos carpinteros independientes, oriundo de Silao, Guanajuato, actualmente radica en la ciudad de Ocotlán, Jalisco, lugar conocido como la capital mundial mueblera debido a la gran cantidad que se produce.

El tema de los carpinteros independientes en Ocotlán, Jalisco creería que es algo completamente desconocido, pues con el nacimiento de las grandes fábricas muebleras pareciera que dejaron de existir o que tal vez jamás existieron.

Pero dentro de esta ciudad donde seis de cada diez empleos son generados por la gran industria siendo un aproximado de 6 mil 900 según cifras de la AFAMO (Asociación de Fabricantes Muebleros en Ocotlán), también hay espacio para las minorías, aquellas que muchas veces por convicción son quienes deciden quedarse en sus pequeños talleres a esperar salir del anonimato y buscar el reconocimiento propio.

Suena la alarma, son las seis de la mañana, “ya es hora”, así es como todos los días Héctor se levanta para comenzar con su rutina diaria, que implícitamente lleva la lucha persistente ante los más de 67 socios pertenecientes a la industria mueblera de la región esto en base a cifras de la AFMO.

Levantarse y llevar a su esposa al trabajo seguido de su hija a la universidad para después llegar a su taller, ese lugar en la parte trasera de su vivienda en el que pasa las horas trabajando casi de manera solitaria, en compañía de algunas gallinas, es de la manera en que Héctor pasa el tiempo trabajando en aquel lugar, iluminado por los rayos del sol que se logran colar por la puerta y una pequeña bombilla que el mismo colocó en el fondo de su taller, justo en aquella pared de ladrillo empapada de aserrín.

Con un par de lentes que cuelgan a su cuello y vistiendo una sudadera de felpa gris comenta en un tono serio mientras le da un sorbo a su café:”No puedes competir como ebanista ante las grandes maquinas”, esto debido a que aunque él es quien fabrica su propia maquinaria conforme a sus necesidades, cuesta mucho hacerse acreedor de ellas por la inversión que estas requieren.

La labor del ebanista requiere de mucha dedicación, puesto que es un trabajo de persistencia, no se tiene un horario, ni un salario fijo y de prestaciones… ¡ni hablar!

La industria mueblera la conforman 252 empresas en Ocotlán, Jalisco, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de las cuales solamente un 13% (32 fabricas) cuentan con las principales prestaciones que marca la ley, en este caso son: seguro social, aguinaldo, vacaciones y utilidades, solo por mencionar algunas, dejando sin ellas a los trabajadores de las otras 218 empresas sin el goce de estas.
En la mayoría de los casos los trabajadores deciden comenzar dentro de la industria mueblera por estas pocas prestaciones que ofrecen y que a sabiendas de no tener estudio y una edad avanzada sus oportunidades para integrarse en el campo laboral son cada vez menos.

Pero este no es el caso de Héctor pues a pesar de no contar con estas llamadas prestaciones de ley por su propio trabajo, cuenta por lo menos con seguro social por parte de su esposa quien es una parte fundamental en el equilibrio económico familiar aunque no el más importante.

Dentro de la industria mueblera es difícil darte cuenta de qué empresa te convienen más en cuestión de salario, pues dentro de las fabricas existentes hay varias formas de pago, está el trabajar a destajo, que consiste en trabajar y recibir un salario según los resultados que se lograron entregar en la semana, por otro lado aquellos que entregan un salario fijo y aunado a esto no cuentan con las prestaciones, y solo una pequeña parte de las fabricas son las que ofrecen un salario fijo y cuentan con estas prestaciones, es importante resaltar que un salario se encuentra entre los $800 y $1100 pesos semanales.

Héctor no tiene un salario fijo y menciona “yo gano dependiendo lo que trabaje, le tienes que buscar al trabajo”, este es uno de los principales problemas y a la vez de las principales cosas favorecedoras para el ebanista, pues el ganar de acuerdo al trabajo realizado, le lleva a ganar desde $2,500 hasta $12 mil pesos por cada trabajo efectuado dentro de su especialidad (puertas) ya sean estas de tambor, para el interior de la casa o para la fachada de las mismas, entregando un promedio de 15 trabajos anuales.

Es de esta forma que los ebanistas independientes salen adelante sin una campaña publicitaria, sin un mercado definido, sin una seguridad y estabilidad económica y social, el enfrentarse a este campo tan competido no es tarea fácil, pero mientras existan esas personas que no se conforman con crear, sino con crear y sentir lo que hacen este oficio no para.

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